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miércoles, 31 de diciembre de 2008

"una buena persona que se niega a creer que lo es, porque sólo los buenos dudan de su propia bondad, y eso es precisamente lo que los hace así. Los malos sí saben que son buenos, pero ellos lo ignoran. Se pasan la vida disculpando a los demás, pero no son capaces de perdonarse a sí mismos."

Un hombre en la oscuridad, Paul Auster

A quien corresponda

sábado, 27 de diciembre de 2008

De deseo somos

La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola. Tenía manos, pero no tenía a quién tocar. Tenía boca, pero no tenía con quién hablar. La vida era una, siendo una era ninguna.
Entonces el deseo disparó su arco. Y la flecha del deseo partió la vida al medio, y la vida fue dos.
Los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también.

Espejos, Eduardo Galeano

la mujer que me desvela

HOMBRE QUE MIRA A UNA MUCHACHA

Para que nunca haya malentendidos
para que nada se interponga
voy a explicarte lo que mi amor convoca

tus ojos que se caen de desconcierto
y otras veces se alzan penetrantes y tibios
tienen tanta importancia que yo mismo me asombro

tus lindas manos mágicas
que te expresan a veces mejor que las palabras
tan importantes son que no oso tocarlas
y si un día las toco es solamente
para retransmitirte ciertas claves

tu cuerpo pendular
que duda en recibirse o entregarse
y es tan joven que enseña a pesar tuyo
es un dato del cual me faltan datos
y sin embargo ayudo a conocerlo

tus labios puestos en el entusiasmo
que dibuja palabras y promete promesas
son en tu imagen para mí los héroes
y son también el ángel enemigo

en mi amor estás toda o casi toda
me faltan cifras pero las calculo
faltan indicios pero los descubro
sin embargo en mi amor hay otras cosas
por ejemplo los sueños con que muevo la tierra
la pobre lucha que libré y libramos
los buenos odios esos que ennoblecen
el diálogo constante con mi gente
la pregunta punzante que me hicieron
las respuestas veraces que no di

en mi amor hay también corajes varios
y un miedo que a menudo los resume
hay hombres como yo que miran tras las rejas
a una muchacha que podrías ser vos

en mi amor hay faena y hay descanso
sencillas recompensas y complejos castigos
hay dos o tres mujeres que forman tu prehistoria
y hay muchos años demasiados años
de inventar alegrías y creerlas
después a pie juntillas

querría que en mi amor vieras todo eso
y que vos muchachita
con paciencia y cautela
sin herirme ni herirte
rescataras de allí la luna el río
los emblemas rituales
los proyectos de besos o de adioses
el corazón que aguarda pese a todo.

Mario Benedetti

Manos

sábado, 20 de diciembre de 2008


Desconozco manera alguna de hacer el amor hasta el cenit
sin las yemas, a cuarenta dedos.
Conoces las maneras lúdicas para ser tierra y luna.
Dos puñados para cada quien, en las palmas de las manos.
Mar de sal en tus colinas,
cañaveral, la zafra de mis dedos.
Sentarse, rodar, comer, caminar y dormir a dos infinitos
ser mendigos
de piedra mica,
a solo reflejo
así somos, vos yo
tras las noches, antes de los días
aurora boreal de rizos
agua y fuego marchados de los paraísos.

todas las noches no soy

jueves, 18 de diciembre de 2008

Fernando Silva dirige el hospital de niños, en Managua.
En vísperas de Navidad, se quedó solo trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar.
Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo quedaba en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón: se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás. En la penumbra, lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso.
Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:
- Decile a...-susurró el niño-. Decile a alguién, que yo estoy aquí.

Nochebuena, El Libro de los abrazos -Eduardo Galeano

El abrazo

domingo, 14 de diciembre de 2008

El Abrazo- Egon Schiele. 1917, óleo sobre lienzo, 100 x 170 cm


En 1915 Egon Schiele (1890-1918) se casó con Edith Harms, y durante los meses siguientes sus pinturas y dibujos se volvieron memos torturados. Cuatro días después de la boda fue llamado a filas, pero puedo continuar pintando y exponiendo. Un oficial ilustrado de Mühling reconvirtió en estudio un almacén para él, y el 1917, cuando fue destinado a Viena, Schiele tuvo incluso el privilegio de que le dejarán dormir en su casa.
Este lienzo de grandes dimensiones muestra una pareja enlazando los brazos sobre una sábana arrugada y una manta amarilla. La mujer, cuyo cabello se derrama por la almohada, aparta la cara, y su manera de apoyar la mano en el hombro de su pareja recuerda un poco El beso de Gustav Klimt, que Schiele, como amigo y protegido del artista, conocía bien. El hombre, que debe ser el propio Schiele, está muy delgado, y su postura es retorcida, pero no tanto como en autorretratos anteriores.
Los dibujos y pinturas de Schiele ha sido tachados muchas veces de pornográficos, pero (como han señalado otras voces) están imbuidos de una humanidad que los aparta de esa categoria. La obsesión del pintor con la sexualidad es comparable con su fervor religioso, y parece ser que declaró que era como quería que se vieran sus obras.
La tierna unidad de El abrazo marca un cambio muy claro respecto a las pinturas y dibujos explícitamente sexuales que le preceden, a la vez que refleja la felicidad matrimonial creciente del pintor. Por desgracia, Edith murió en la epidemia de gripe que asoló Europa tras la guerra, cuando estaba embarazada de seis meses, y Schiele lo hizo tres días después, a los veintiocho años.

Wendy Osgerby

Ciudad

martes, 9 de diciembre de 2008

Amanece en mi ciudad

SOMOS LOS MEJORES

lunes, 8 de diciembre de 2008

Las bocas llenas de risa
no queremos aprender;
mis amigos son los mejores,
unos pendejos que no quieren crecer.

( Mariana mi foto es mejor a la tuya, lero lero)

Nuevo blog, los espero.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Hoy tormenta

Día y noche

Camina a cuatro pasos la tarde.
Sin ella mi hombre no puede ser,


a solo un milagro,


una, dos, tres vidas, todas por renacer


Donde las sábanas.
Sin la miseria.

Debajo de tamaña bondad.
Viejo Amor nuevo...


Lo habíamos hecho todo,
y lo volvimos hacer.